jueves, 14 de febrero de 2013

Cupido: El dios del amor



                 "Cupido" por Elisabeth L.Vigée- Lebrun
Cupido, para los romanos o Eros, para los griegos, es el dios del amor. Según la versión más difundida es hijo de Venus, diosa del amor, y Marte, dios de la guerra. Su propio nombre deriva etimológicamente de la palabra deseo, en latín, cupiditas.
Al ser fruto de una infidelidad, ya que Venus estaba casada con Vulcano, su madre lo escondió en el bosque donde fue criado por las fieras. Cupido creció y se hizo un niño bello como su madre, y en ese bosque encontró la madera de fresno con la que fabricó su famoso arco y cipreses con cuya madera construiría flechas.

Cupido con una mariposa, obra de Bouguereau.
Venus observó la afición de su hijo al arco y le regaló uno de oro, con el cual podría lanzar dos tipos de flechas. Las flechas con punta de oro tenían el poder de enamorar a las personas y las flechas con punta de plomo sembraban el olvido y el rechazo en las mismas.
Las representaciones de Cupido son diversas, pero se le suele reproducir como un niño con alas, haciendo referencia a la fugacidad de la pasión, con los ojos vendados, aludiendo a la famosa frase “el amor es ciego”, y armado con su carcaj y sus flechas, de oro y de plomo. En ocasiones, porta una antorcha, símbolo de la llama del amor.
Estas flechas trajeron más de un disgusto a los habitantes del Olimpo. Famosa es la historia de Apolo y Dafne. Cupido disparó una flecha de oro a Apolo quien quedó prendado de la ninfa Dafne; Hasta aquí todo normal, sino fuera porque Dafne acababa de ser disparada con una flecha de plomo, lo que le hizo repudiar a Apolo y rogar a su padre, el río Peneo, que la salvara del dios. Cuando Apolo consigue alcanzar a la ninfa, Dafne se convierte en Laurel, del cual Apolo tomó dos ramas para coronarse como símbolo de victoria.

Apolo y Dafne de Bernini
«El amor no ve con los ojos, sino con el alma, y por eso pintan ciego al alado Cupido. Ni en la mente de Amor se ha registrado señal alguna de discernimiento. Alas sin ojos son emblema de imprudente premura, y a causa de ello se dice que el amor es un niño, porque en la elección yerra frecuentemente. Así como se ve a los niños traviesos infringir en los juegos sus juramentos, así el rapaz Amor es perjuro en todas partes.». Sueño de una noche de verano. Acto I, Escena Primera.

Cupido reaviva la antorcha de Himeneo (El matrimonio). Obra de George Rennie


viernes, 8 de febrero de 2013

VILLALEGRE, TESTIGO DEL SIGLO XIX

Villalegre a principios del XX
Cuando hablamos de patrimonio artístico, a una le viene a la cabeza las grandes catedrales góticas o los imponentes palacios renacentistas. Nunca pensamos que ejemplos de este patrimonio y por tanto, testigos de la historia nos rodean a diario y donde menos lo pensamos.
El abandono de estos edificios que en si día fueron grandes casonas o importantes fábricas, debería hacernos reflexionar sobre el estado de nuestra memoria. Podríamos decir, que cuando un edificio del pasado desaparece, desaparece una parte de nuestra historia y por tanto, una parte de nosotros.

Casa de José Maribona actualmente
Muchos hemos oído hablar de los indianos, personas que emigraban a América a finales del XIX, hacían fortuna en territorio ultramar mediante diversos negocios, y una vez que alcanzaban un cierto estatus, regresaban a su ciudad natal, donde invertían para el desarrollo de ésta, creando industrias, espacios de ocio y grandes casas donde se instalaban.
De estos indianos y de estas industrias sabemos mucho en Avilés. Hoy en concreto, me referiré a una de estas familias, los Maribona, que se instalaron en una casona a las afueras de Avilés, en lo que en aquella época era una gran zona verde, Villalegre.
Casa de José Maribona
Los hermanos José y Francisco Rodríguez Maribona emigraron a Cuba ya que tenían familiares emigrados allí con anterioridad. Se dedicaron al negocio de la banca, teniendo también fuertes intereses en la importación de textiles.
A su regreso a Avilés invirtió parte de su capital en industrias tales como La Azucarera, la Harinera Ceres y La Curtidora.  
La Azucarera se funda tras la perdida de Cuba en 1898, de donde se importaba el azúcar de caña, con el objetivo de abastecer el mercado mediante la obtención de azúcar de la remolacha azucarera. Sin embargo, la fábrica tuvo una corta vida debido a los vaivenes del mercado interior español de la época. 

Azucarera de Villalegre a finales del XIX y actualmente


Frente a la ubicación de la Azucarera,  todavía se mantienen en pie las viviendas que se construyeron para los trabajadores de la incipiente industrialización de la época, son viviendas adosadas de planta y piso que corren el riesgo de desaparecer.
Casas de obreros cercanas a la Azucarera
La Curtidora que tras su adquisición por los hermanos fue ampliada y modernizada pasó a llamarse Fábrica de Curtidos Maribona. 

La Curtidora
D. José también fue cofundador de la Banca Maribona.

Banca Maribona


En Villalegre adquirió varias fincas y propiedades, pavimentó la calle que va desde la calle del Carmen hasta las vías del tren y que desde finales del siglo XIX lleva su nombre y fue presidente del casino de Villalegre.
Murió en Avilés el 18 de abril de 1918 a los 76 años tras una larga enfermedad dejando tras de si una familia muy numerosa.
Villalegre a finales del XIX
Hoy en día, conservamos algunos ejemplos de arquitectura de la época de los Maribona, como Villa Sara, el Casino, la Banca Maribona, la Curtidora,  la Casa de Rafael Fernández Rodríguez Maribona (El Foco), Villa Julita, la Casa de los Ibañez o la Casa de Culera. Pero muchos de estos testigos de la historia se encuentran en decadente estado de conservación, esperando su derrumbe como la Casa de José Maribona o la ya desaparecida Azucarera, que se derrumbó en 2009, probablemente un dulce urbanístico demasiado apetecible.
Muchos estaréis pensando "en estos tiempos de crisis a nadie le apetece tirar el dinero en recuperar edificios", pues bien, ahí tenemos la recuperada Curtidora actual Hotel de Empresas, que hizo que el edificio pasara de ser una ruina para mirar y recordar, a ser un edificio totalmente útil y práctico. Esperemos que otros ejemplos de Patrimonio tengan el dulce desenlace de La Curtidora y no el amargo final de la Azucarera de Villalegre.

Villa Sara

Casa de Rafael Fernández Rodriguez Maribona - El foco -


Casa Ibáñez

Casa de Culera


Villa Julita








domingo, 27 de enero de 2013

EL CURIOSO JUICIO FINAL DE MIGUEL ÁNGEL



El Juicio Final de la Capilla Sixtina (1541)
No podía ser de otra forma, como grandes apasionados del arte debíamos dedicarle una entrada a uno de los artistas que más nos ha transmitido con sus obras, el gran genio del renacimiento italiano, Michelangelo Buonarroti.
En esta entrada nos referiremos al Miguel Ángel que más nos gusta, al que nos hizo llegar su visión del mundo, a través de su arte.
En una de sus obras más conocidas, el Juicio Final de la Capilla Sixtina, encontramos multitud de mensajes que nos indican cómo entendía el mundo este genio.
Nadie antes había representado el Juicio Final con tanta rotundidad como lo hizo Miguel Ángel, representando a un Cristo desafiante y de gesto rotundo, que divide la humanidad entre Salvados y Condenados.
Desde Santos hasta pecadores… Todos aparecían desnudos lo cual, dicen, indignó a la Curia Papal que mostró su descontento al artista quien cuentan que contestó “Yo represento el fin de la humanidad, y ustedes se preocupan de lo que van a llevar puesto”. A pesar de la respuesta tajante del maestro, el Vaticano no dudó en cubrir la desnudez de los protagonistas de la escena contratando para ello a un discípulo de Miguel Ángel, llamado Danielle Da Volterra, que pasó a la historia por este hecho, con el desafortunado mote de “Braghettone”, algo así como el pintacalzones.
Los libros de los Salvados y los Condenados
Otros detalles nos llaman la atención de la obra, como los ángeles que sostienen los libros con los nombres de Los Salvados y Los Condenados. Si nos fijamos, el libro que se dirige al infierno es considerablemente mayor, que el que comprende los nombres de los Salvados. Se conoce, que la humanidad algo estaba haciendo mal ya en el siglo XVI.
Minos representado como Biaggio Cesana
Otro guiño que nos muestra el carácter orgulloso del artista lo encontramos en la representación del infierno. Aparece representado Minos, el rey del infierno, representado con orejas de asno y al cual una víbora le rodea el cuerpo, hasta aquí todo normal si no fuera porque los rasgos faciales de Minos, eran los de Biaggio de Cesana, maestro de ceremonias del papa Pablo III, quien había sido muy crítico con los desnudos del artista.
Se dice que Biaggio Cesana fue a pedir al Papa que retiraran su retrato del Infierno y Pablo III le contestó: "Querido hijo mío, si el pintor te hubiese puesto en el purgatorio, podría sacarte, pues hasta allí llega mi poder; pero estás en el infierno y me es imposible. Nulla est redemptio."

lunes, 21 de enero de 2013

EL CIPRÉS: ESCOLTA PERPETUO DEL CAMPOSANTO

"La isla de los muertos" Arnold Bocklin.
El enhiesto surtidor de sombra y sueño del que nos hablaba Gerardo Diego, es desde el mundo clásico una especie ligada al mundo funerario. 
Sabemos que los griegos marcaban las casas con una rama de ciprés cuando fallecía un familiar en señal de duelo. Como no, la cultura helena nos proporciona mitos y leyendas relacionados con esta especie y nos habla de Cipariso, un amante del dios Apolo que tenía como mascota favorita un ciervo sagrado al cual mató por equivocación, tal fue su dolor que rogó a los dioses que le dejasen llorar su pena eternamente, por lo que éstos convirtieron a Cipariso en ciprés, el árbol de la tristeza. 
En la cultura mediterránea era considerado como un árbol capaz de repeler hechizos malignos, por ello se usaba para cercar villas y caseríos. Para el filósofo Platón, el ciprés representaba la inmortalidad del alma, y para los romanos era el símbolo sagrado de Plutón, dios de los difuntos.
El cristianismo ve en el ciprés una importante carga simbólica que lo consolidará como la especie vegetal por excelencia del mundo funerario. Su verticalidad que da la impresión de unir cielo y tierra, su longevidad en alusión a la vida eterna… lo convertían en el candidato ideal para el puesto de escolta perpetuo del camposanto. 
No sólo de piedra viven los cementerios, el mundo vegetal juega un papel fundamental en los jardines de almas, las flores, los árboles… ilustran y dan color a las ciudades de los muertos.
Empezábamos el artículo citando a Gerardo Diego y cerramos con otra cita literaria, en este caso de Gloria Fuertes que también dedicó unas líneas al ciprés. En su poema la gran literata hace alusión a una idea que desde TURYARTE queremos defender, visitar el cementerio como un lugar cargado de memoria tangible (escultura, arquitectura…) y no tangible (recuerdos, leyendas, símbolos), no debemos mirarlo con tristeza sino como un testimonio más de nuestra historia y por tanto, como una parte de nosotros. 
El ciprés del cementerio, de Gloria Fuertes 
Yo no soy triste, 
es que estoy en un sitio que nadie viene con tortilla. 
Yo no soy triste,
 es que todo el que viene aquí parece como si le faltara algo. 
Yo no soy triste 
y sino que lo digan los pájaros 
a ver ¿qué tienen otros árboles que no tenga yo? 
Yo no soy triste, 
lo que pasa es que todos me miráis con tristeza.